Bucarest

Cuando llegas a una ciudad nueva que vas a conocer, lo quieras o no, la has prejuzgado anteriormente. Esto hace que te lleves sorpresas de todo tipo, a no ser que tengas una imaginación hiperealista, que todo puede ser en la viña del señor. Pues como mi mente ni siquiera se acerca al realismo me llamaron la atención varias cosas de Bucarest.



Dicen los habitantes de Rumania que su capital no es representativa de la ciudad, que el countryside y en general las otras ciudades son mucho más agradables de visitar...espero por su bien que sea así porque la verdad es que en general Bucarest es una ciudad fea. Los edificios que vale la pena visitar son uno : el Palatul Parlamentului, el parlamento rumano. Chauchescu, el dictador que tuvo Rumania hará unos 30 años y que el pueblo asesinó, mandó construir el parlamento y lo hizo de manera desproporcionada, exageradamente grande. Se gastó toda la pasta del pueblo en el edificio y sus alrededores, por lo que les dejó a sus herederos un parlamento descomunal y una ciudad desecha.



A pesar de que la ciudad necesita con urgencia un lavado de cara y estómago a los ciudadanos no parece que les falte de nada. El número de mendigos no es más que en cualquier ciudad europea, los coches que circulan son modelos nuevos y caros, gente vestida con los últimos modelitos, mcdonals por todas partes,...




Cuando fuí Praga descubrí que se puede generalizar respecto al carácter de los habitantes de un pais, y es que estos eran de un trato áspero, en algunos casos incluso desagradables. Con esto en mente, prejuzgando otra vez, fuí a Bucarest pensando que el carácter generalizado del pais sería parecido. Pero nada que ver, estos son muy agradables, simpáticos y de buen trato. Supongo que tener lengua latina les ha influido para bien.



Por la mañana pronto, ni cristofer por la calle.


Aunque a sido una viaje agradable, va a ser difícil que vuelva por Bucarest.